jueves, 1 de diciembre de 2011

España sigue siendo un país de caciques

Hace unos años, cuando comencé a asistir a talleres literarios, me reprochaban que siguiera con esa idea en la cabeza. Pues bien, el tiempo no me ha demostrado lo contrario. España sigue siendo un país de caciques. Ya no van montados a caballo recorriendo sus tierras, no, ahora lo hacen montados en "carros" tirados por varios caballos que además de consumir un forraje más caro contaminan el medioambiente.
Ahora no visten trajes llenos de botones y largas capas de paño de la mejor calidad, tocados con sombreros ladeados y sujetando látigos finos de cuero. Eso lo dejan para sus fantasías ligeras en las fiestas que dan para sus amiguetes, supongo. Ahora visten trajes de Armani, corbatas de seda y lucen sonrisas blanqueadas con láser de última generación.
Sin embargo, siguen actuado igual. Sus previsiones son las mismas. Ellos tienen sus mesas llenas de ricos manjares: faisanes, bocados de lujo que se deshacen en la boca con sólo tocar el paladar y vinos de las mejores bodegas. A comienzos de año hacen cuentas y para finales tienen que ganar, p. ej., un millón de euros limpios, pero si ganan "sólo" medio, ya tienen pérdidas de otro medio millón.
Los campesinos vestidos con harapos que comen pan duro y lleno de paja porque está hecho con la cáscara del trigo o de la cebada y que no saben lo que es un trozo de carne porque eso es como soñar con quimeras, somos el resto de ciudadanos. A los presidentes del país, diputados, banqueros, empresarios,... les da igual que haya sequía, inundaciones o crisis, ellos tienen que tener los bolsillos llenos.
Los recortes para nosotros. Ellos terminan sus mandatos y en el caso de los presidentes y los diputados después de estar cuatro u ocho años sin hacer nada, bueno sí, tocándonos las narices (para ser fina), se retiran con pensiones de escándalo hasta que se mueran. Los banqueros con indemnizaciones que dan vergüenza y los empresarios se pelean hasta con su madre para abaratar los despidos hasta conseguir que las indemnizaciones no existan y que los sueldos se bajen hasta casi la gratuidad. Y no hablemos ya de los políticos corruptos (casi todos?), de los imputados en casos de corrupción, como el señor Camps, aunque se demuestre su culpabilidad, cobrará su pensión del dinero público como el resto de políticos.
Y si tocamos el tema del señor que está relacionado con la familia real, ya es para tener que llorar sin ganas. Si se demuestra que es culpable de todo lo que parece ser que ha hecho (no recuerdo exactamente cuántas cosas), ¿qué pasará?.
En fin, que España sigue siendo un país de caciques, donde los campesinos seguimos siendo los de siempre, sufriendo como siempre, vestidos de otra forma, cultivando campos de otra forma, pero con el mismo resultado de siempre. Y eso que hace cinco o seis años el caciquismo ya no existía en este país.
Mila.