viernes, 18 de noviembre de 2011

Una prima de riesgo sospechosa

Yo no entiendo de altas finanzas, ni de bajas. Sólo entiendo de la economía casera, la que hace que me vuelva loca para llegar a fin de mes. Esa se me da bien, o mal, si tenemos en cuenta que hay meses que por mucho que estire la cuerda se queda corta. En fin, me pierdo. Decía que no entiendo de altas finanzas, pero me parece harto sospechoso que la prima de riesgo española haya amanecido esta mañana equiparada a la italiana. Sobre todo si tenemos en cuenta que hace una semana aproximadamente estaban a cien puntos de distancia. Es decir, dentro de una mala situación, la de España era una situación menos mala que la de Italia.
Hoy, a tan sólo dos días de que se celebren elecciones generales en este país, nos encontramos con las situaciones económicas de ambos países igual de malas. Me lo expliquen por favor. ¿Será que es imprescindible que ganen los señores de azul muy buenos, muy buenos y esta es una forma de meter el miedo en el cuerpo al 30% de españoles indecisos y evitar que la distancia entre los partidos mayoritarios no siga acortándose?
Es una pregunta inocente, ignorante al máximo porque repito, una no entiende de finanzas, pero en Italia ya han cambiado el gobierno y el pueblo italiano no lo acepta. Supongo que querrán dejar atada y bien atada la situación en España para que no les pase lo mismo. Y ustedes se preguntarán, ¿quién o quiénes? Pues tiene una fácil respuesta. Aquellos que realmente manejan el cotarro, los que efectivamente tienen el poder, que lógicamente no son los políticos.
Dice esta mañana Iñaki Gabilondo en su videoblog que el domingo elegiremos al siervo del amo, y qué razón tiene.
Si imaginamos el mundo como un teatro, esta función apesta, pero es la que nos ha tocado representar. Si la democracia está debilitada lo que no podemos hacer es dejar que siga estándolo. En mi última entrada decía que teníamos que hacer uso de nuestro derecho al voto. Sigo manteniéndolo. Si podemos hacerlo sin coacciones (lo malo es que éstas vienen de afuera y ésas, son sutiles y muy difíciles de distinguir) mejor. Votemos lo que votemos, votemos. Sabemos que luego terminarán haciendo muchas cosas que no nos gustarán, pero podremos hacer algo al respecto, porque hemos reforzado un poco la base de la democracia. ¿No? No quiero perder la esperanza, me niego a perderla.
Mila.

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